lunes, 29 de septiembre de 2014

JAMES: DANZANDO CON LA MUERTE



LA PETITE MORT
JAMES
BMG (2014)
Estuvieron por la capital, en su segunda visita al país, el pasado mes de agosto para ofrecernos un célebre concierto, presentando su último álbum La Petite Mort, lanzado en junio en Uk y por estos días en USA. Luego de cuatro años desde sus últimas producciones (dos Mini-LP), la legendaria banda de Manchester renueva su sonido zambulléndose en el house y el dance, para sacar a flote un disco de placentero latigazo pop. Diez melodías perfectas que tienen su origen en la muerte, pues tanto la madre de Tim Booth como su mejor amigo fallecieron durante su concepción. Booth y compañía han creado en esta oportunidad arte colorido desde las profundidades de la pena.
La Petite Mort presenta la paradoja o la intencionada ambigüedad de abordar lo funesto a ritmo de baile desenfrenado, escuchándose en cada una de las piezas de la obra, instrumentos de viento, teclados y sonoridades electrónicas, consolidándose como la columna vertebral del sonido del álbum.  Los ensayos de James con la electrónica se remiten a los tiempos del Whiplash (1997) aunque solo en algunos temas como “Greenpace”, “Go To The Bank” y “Play Dead” y en aquella ocasión se podría decir lo hicieron de manera algo más abstracta. En esta ocasión la experimentación con dicha sonoridad sirve para fortalecer el característico sonido pop desarrollado por el grupo, consiguiendo un disco impecable. El que la formación sea la misma que la del glorioso Seven, a ello sumada la acertada participación del productor Max Dingel, seguramente fueron vitales en la obtención de tremendo resultado.
El impacto emocional con el disco es inevitable desde su inicio con la marcha ascendente de los teclados de Mark Hunter, la atractiva voz de Tim, el violín de Saul Davies y la trompeta del gran  Andy Diagram, el gancho perfecto para quedarnos  pegados al disco. Las sonoridades house de “Curse Curse” se convierten en ideales para la pista de baile, como para ensayar los epilépticos pasos de Tim, realmente esplendida la pieza. “Moving On” con su bajo a lo Joy Division, nos sigue dando donde más nos gusta, el apoteósico sonido de la banda más teclados y trompeta en tonalidades siderales, estupenda canción. Pero todavía hay más. “Gone Baby Gone” trae al presente un poco del ya añejo “Madchester”, que a pesar de los años, sigue sonando tan moderno y fresco a los oídos. El sólido sonido de “Frozen Bitter” servirá de correcta plataforma para la apreciar la conmovedora voz de Booth. Mientras que sonidos post-punk confluyen con toques electrónicos en la correcta “Interrogation”. Una temeraria y reflexiva “Bitter Virtue” es un ejemplo de la seguidilla de “baladas” experimentales que James practicará sobre el cierre del álbum con “All My Mind” y “Quicken The Dead”, presentando los momentos más reposados e introspectivos del trabajo, aunque también de estructuras y sonidos más arriesgados. Siguiendo por ese modelo esta la pieza de cierre, “All I’m Saying” aunque más extrovertida que sus antecesoras.
James sigue destilando la misma energía y pasión de antaño, cautivándonos con sus endiosadas melodías, llevándonos con sus letras y musicalidad (en esta ocasión murallas sinfónicas mezclándose con efectos electrónicos) fácilmente de la melancolía a la danza. Nuestros admirados mancunianos siguen anunciando al mundo que están más vivos que nunca con este maravilloso álbum, simplemente siendo ellos mismos, sin necesidad de ver al resto, de lo mejor de este año.   

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